Tenemos el mismo recuerdo de todas las islas que hemos visitado.

Un recuerdo que se parece a una foto que podemos mirar siempre que echamos de menos esa sensación isleña tan reconocible.

Esa imagen en nuestra memoria tiene que ver con que las Islas significan apartarse de lo conocido, aislarse un poco, retirarse de la inmediatez para aprender a caminar con el ritmo propio que marca el lugar, que marca la Isla.

La sensación de Isla también la encontramos en la extensión del terreno, en esa delimitación exacta y reconocible. Un espacio finito y concreto que puede ser explorado, que debe ser respetado y que merece ser admirado tal y como es, sin pretensión alguna de modificarlo o cambiarlo.

Nosotros solo tenemos la fortuna de disfrutar de ellas como actores secundarios de una película que no nos pertenece, ni ahora ni nunca.

Y eso es lo que hemos querido recrear con Isla Vurma.

Una isla simbólica y serena repleta de artesanía, de respeto por el entorno, de materiales sensibles y marcada por el compás pausado de la creación y las producciones limitadas.

Una isla en la que todas las ideas artísticas respetuosas y conscientes son bienvenidas, en donde todas tienen su hueco.

Una isla de la que ya formáis parte.

Isla Vurma

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